OCTUBRE
En octubre, no importa a dónde dirija uno la mirada, siempre encuentra algo delicioso que mordisquear.
Ese octubre, Toño, había descubierto una fruta de la que habíamos oído hablar muchas veces. Había ido a inspeccionar el caserón y había regresado con el rabo de un enorme racimo de bayas moradas.
- ” Tiene que tratarse de uvas” dijo Jacobina. ” Me han dicho que son muy dulces y jugosas”.
-“Vamos a buscar algunas”, decidimos.
Y así fue cómo, en cuanto los granjeros se fueron a trabajar al huerto entramos todos a hurtadillas en la casa. Y ciertamente allí, sobre la mesa de la cocina, había un hermoso racimo de uvas en un frutero con peras, plátanos y manzanas.
-” Vamos a llevarlo al granero”, dijo Emelina.
Así pues, empujamos y empujamos, pero el racimo era tan pesado que no lo movimos ni un milímetro.
-“¿Sabéis qué?” dijo Pancho. “Comamos primero un poco. Y luego, cuando el racimo pese menos, lo llevaremos a casa”.
Parecía una buena idea, así que la pusimos en práctica.
¡Prohibido a los gatos!, de Leo Lionni. Ed. Lumen.
Una propuesta de Biblioabrazo. Con nuestro agradecimiento.
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