viernes, 5 de septiembre de 2014

Y otro parto más (y ya... ¿de momento?)

 
El Benjamin

Este embarazo fue muy diferente... no fue malo, ni mucho menos (en plan dolores, espalda y esas cosas), sólo me detectaron diabetes gestacional, lo que me vino estupendamente porque me pusieron a dieta y perdí un montón de peso que me sobraba, y que hacía que el niño creciera demasiado. Así que en ese aspecto no me puedo quejar. Pero qué decir que la tranquilidad y dedicación hacia mí misma que tenía con el primer embarazo no se dieron... Nanel era muy pequeñito (por decisión, en su momento nos pareció lo mejor, que se llevaran poco), y yo estaba mucho más cansada e impaciente. Y él empezaba a enfadarse, y yo a enfadarme, y discutíamos mucho (y eso es un eufemismo, porque con un niño pequeño no se discute, se pierde la calma y se aguantan berrinches)... hubo momentos de los que me culpo mucho, por no haber tenido paciencia con un bebé, que eso era, y por no dedicarle el tiempo que necesitaba. Me imagino que ya se olía lo que le iba a caer, y no tiene sentido sentirse mal por algo que no se puede corregir.


El caso es que fue cansado y agobiante. Y cogí mucho peso al principio, aunque luego lo perdí y me encontraba mejor. Tuve pérdidas durante el primero y segundo trimestre, la primera vez fue la peor, y la más angustiosa, el resto era apenas simbólico, pero ya estábamos inquietos. Y no podía coger a Nanel, ni cargar peso... y claro, eso también repercutió en nuestra relación... hubo un momento en que ya quería estar sólo con papá, que era el que cargaba con él y podía jugar más... y yo al principio estaba un poco pelusona, pero luego me sentía aliviada.

El caso es que estaba como loca por dar a luz.

Y tenía, la secreta esperanza, de que se adelantara también. Y se adelantó (un mes justo, como su hermano). Con Niñolapa tuve contracciones desde los tres meses aproximadamente. Así que tampoco me preocupaba tenerlas con mucha frecuencia, porque era normal, dependiendo del trote que tuviera, y con Nanel había mucho trote.

¡También rompí aguas! en mitad de la noche, noté un dolor de repente, y me desperté, fue como un "plop" dolorosillo... me levanto de la cama, valoro la situación y despierto al padre de la(s) criatura(s). Llamo al 061, porque no estoy muy segura de que hubiera roto aguas o que fuera el tapón, en ese momento no tenía contracciones y no chorreaba (como con Nanel), además en el anterior embarazo no había llegado a perder el tapón, así que no sabía de qué iba el tema. El médico que me atiende me dice que estoy de parto, pero que me espere a tener contracciones (cosa que me choca, porque siempre me habían dicho que con el segundo, si rompes aguas, te vayas directamente al hospital), pero bueno, nos da un respiro, llamamos a mis suegros, que se vengan sin prisa, que no tengo contracciones...¡benditos suegros que todo lo hacen deprisa! en media hora ya estaban allí... y yo ya estaba con contracciones dolorosas cada cinco minutos, cuando llegamos al hospital eran cada tres... ¡¡¡a toda leche que ibamos!!!.

No hay nadie en el paritorio, me atiende una matrona un poco desganadilla (joooo.... con lo majas y cariñosas que fueron las otras...), no es que fuera desagradable ni nada, es que era un poco paradilla... y yo estaba de 2, y le decía que quería empujar, y ella que no, que era pronto, vamos que no llamó al anestesista... y cuando nos fuimos a dar cuenta ya estaba de 9 (noooooooo!!!!! otra vez nooooooo!!!!!). Y yo pensando "¿cóooomo, cóoooomo he podido siquiera pensar que podría volver a pasar por esto sin epidural?... qué forma de olvidar el dolor, madre mía, con lo que dueleeee!!!!).

Además estaba monitorizada, lo que significa que no me podía mover a gusto, y tenía que aguantar las contracciones tumbada... muy mal vamos. ... Si yo lo entiendo, que hay partos de todo tipo, que a todas nos duele y todas queremos que se nos atienda... pero claro, me quedé sin epidural porque no se creía que hubiera llegado el momento de empujar... Y llamó para que vinieran a ayudarnos, para colocarme para el parto, pero claro... el niño ya estaba allí y no había forma de moverme... lo justo para abrir las piernas y que saliera en dos empujones. ¡Dos!... madre mía... ¡¡menos mal!!. En serio, fue una enooorme liberación... había un espejo en la pared y le ví salir... su cabecita, sus hombros... ahí me dejaron sacarlo (porque nuevamente su padre se quedó catatónico jejeje). Era más gordito (ahhhh... menos mal que me pusieron a dieta!!), era precioso.

Y disfrutamos muchísimo del tiempo que nos dejaron con él... cómo se nota cuando es el segundo, se te olvidan mil cosas que tienes que recordar (como la forma de cogerle en la bañera), pero ese miedo de la primera vez desaparece... y sólo te queda disfrutar el momento. Fue precioso... y bueno, en este parto sí que me desgarré un poco... fue tan rápido que no me dió tiempo de dilatar, y venía con el cordón en el cuello, pero la matrona fue taaan rápida que ni nos dimos cuenta.

Se enganchó al pecho muy pronto, y yo no dejaba de pensar "madre mía, si es que los segundos vienen ya aprendidos". Disfruté mucho del tiempo que pasamos en el hospital, atendidos, sin agobios, el niño se portaba genial (o eso o que como ya sabía de que iba al percal todo me parecía normal), y yo pensaba "que pena... ya no voy a volver a pasar por esto".

  Mis dos partos, los dos, han sido experiencias maravillosas, y me siento muy agradecida por ellos, por haberlos vivido... porque la verdad es que nunca he sido muy maternal y entre mis planes nunca estuvo tener hijos. Y ya si me preguntan no me olvido de que dolieron un montón (con Nanel casi lo olvidaba al final), pero la recuperación fue asombrosa. Y si tuviera un tercero ya me ha dicho la matrona que se me cae en el coche... Txiqui, ya sé que no quieres más, que con dos tenemos suficiente, pero qué penita....

Y para terminar... nadie te habla de los entuertos, ni de los achuchones que le meten a tu tripa de despues del parto, ni de toooodas las cosas que salen de tí (además de un bebé), ni de "parir" la placenta... vamos a ver señor@s, menos videos bucólicos y fotos preciosas en las revistas y un poquito de realidad...

1 comentario:

  1. Cómo me gustan estas historias, las buenas... o las realistas, que madre mía, hay cada relatadora de partos que te pone los pelos como escarpias. No digo que no puedas contar tus experiencias, pero basta que estés embarazada para que haya mujeres haciendo cola para contarte lo malísimo que fue su parto y como sufrió. Parece que nadie tiene buenos recuerdos...

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